La reforestación salvará nuestro planeta

 

 

Sunlit forest

 

El hombre ha modificado activamente el entorno desde la Edad de Piedra. Comenzó con los pastos y la tala de bosques y se aceleró con la introducción de la agricultura y la explotación ganadera. La madera se utilizó como combustible y para construir viviendas. En la Edad Moderna, la explotación de los bosques y los recursos naturales relaciona-dos ha provocado unos efectos devastadores en el entorno. En los últimos cincuenta años, el bosque tropical se ha reducido a la mitad, ha pasado de una superficie mundial del 14 % a un escaso 6 % –el equivalente a entre 8 y 9 millo-nes de km2 aproximadamente en la actualidad. Puede parecer una superficie importan-te, pero en 1947 abarcaba unos 16 millones de km2. Hoy en día, los bosques más afec-tados se encuentran en Asia oriental y el Pacífico, incluidos Birmania, Tailandia, Laos, Nueva Caledonia, Borneo, Sumatra y Filipinas. Solo se conserva el 5 % de la extensión original de bosque tropical formado por manglares y árboles de 15 metros de altura. In-cluso la superficie forestal de la costa atlántica de Sudamérica, que comprende de Brasil a Argentina, se ha visto reducida en un 85 %. El problema no solo afecta a la variedad de los hábitats y la biodiversidad: la deforesta-ción masiva también tiene consecuencias para los climas locales, que cada vez se están volviendo más áridos a causa de una disminución significativa de las lluvias y de la de-sertización. Además, las raíces de las plantas equivalen a las venas y los capilares de la tierra, por lo que constituyen un elemento estructural muy importante. Este es el motivo por el que la deforestación provoca, irremediablemente, la erosión del suelo y un riesgo importante de desprendimientos. Después de todo, la deforestación es uno de los factores que más han influido en el au-mento de las temperaturas globales. En varios informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) se afirma que, después del uso de combustibles fósiles, la deforestación de grandes superficies verdes es la actividad humana más importante vinculada al calentamiento global. Las plantas también producen energía y elementos constitutivos al absorber el carbono de la atmós-fera y el suelo, transformando algunos de los gases del efecto invernadero —que contri-buyen al aumento de la temperatura del planeta— en el aire que respiramos.

 

Polluted forest
Damaged forest

 

Pero no todo va a ser malas noticias. Durante el último siglo, los bosques de Europa han comenzado a recuperarse. Esto se debe a varios factores: la madera ya no es el com-bustible clave para la industria y el transporte y su papel en la construcción se ha redu-cido drásticamente. Asimismo, durante la segunda mitad del siglo XX, la Política Agrícola Común (CAP, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea ha definido un paquete de leyes comunes con el objetivo de optimizar la producción agrícola. Mediante nuevas técnicas y la automatización, hoy en día las plantaciones y la explotación ganadera ne-cesitan menos espacio que en el pasado. Además, la mayor parte de la población euro-pea se concentra en zonas urbanas. La conservación del medio ambiente no solo es una obligación moral, sino que se ha convertido en un negocio de carácter turístico. Por lo tanto, gracias a la combinación de crecimiento económico y mayor conciencia me-dioambiental, los bosques europeos han crecido aproximadamente un tercio en los últi-mos 100 años. Aunque son muchos los países occidentales que alaban las virtudes del cuidado del medio ambiente, otros como Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido siguen siendo grandes consumidores de los recursos que proporcionan países en vías de desarrollo de África, Asia y América Latina. Todo ello a pesar de que a menudo dichos recursos se producen mediante la explotación ilegal de los bosques locales. En algunos casos, el comercio de frutas y verduras con Occidente obliga a las poblaciones locales a defores-tar para poder satisfacer la necesidad de terrenos cultivables. La recuperación del entorno natural es una responsabilidad importante. Este es el moti-vo por el que, en los últimos 17 años, Timberland ha puesto en marcha una serie de proyectos en todo el mundo y ha destinado importantes recursos para frenar la defores-tación y la degradación del entorno. En la actualidad, existen proyectos de reforestación activos en Haití, norte de China, Argentina, Alemania, Italia, Portugal, Rusia, Venezuela y Estados Unidos. En 2016, Timberland y las ONG locales sumaron esfuerzos para plan-tar 8,7 millones de árboles en todo el mundo, con el objetivo de alcanzar los 10 millo-nes en 2020. Estos proyectos implican la colaboración con las comunidades locales, lo cual ofrece una oportunidad para formar a la población con el objetivo de que tengan una visión sostenible del medio ambiente a la que pueden dar continuidad. Los proyectos de Haití y norte de China son ejemplos concretos del interés de Timberland en crear iniciativas positivas con impacto social. Buscan un equilibrio entre la conservación y la mejora de las condiciones de vida de la población y la economía de la región. Uno de los proyectos más ambiciosos es la reforestación de los pastos del desierto de Horqin en Mongolia, donde las condiciones específicas del clima y la ausencia de políti-cas medioambientales han provocado una desertización dramática de una región que en el pasado estaba formada por pastos y pinares. La necesidad de alimentar a casi 1300 millones de personas ha provocado que los pastos se multipliquen durante los úl-timos 30 años. Esto sumado a un cultivo excesivo ha provocado la desertización de una zona ya delicada —una superficie de más de 42 000 km2, equivalente grosso modo al tamaño de Suiza. Entre marzo y abril, la desertización también ha causado daños fuera de Mongolia, con tormentas del desierto que han llegado a China, Japón, Corea del Sur y Taiwán. Timberland, en colaboración con la ONG japonesa Green Network, ha inverti-do activos y mano de obra en la reforestación regional que comenzó en 2001 y que en 2015 alcanzó los 2000 millones de árboles plantados.

 

Tree canopy
Healthy forest