Todo comenzó con el cuero

 

Ocean lapping at the beach

 

El cuero es uno de los materiales naturales más resistentes y duraderos para la confección de prendas, pues resultasuave, flexible y muy versátil. Es perfecto para todo tipo de artículos y accesorios como abrigos, cinturones, bolsos y zapatos.

 

Por una parte, el cuero puede contribuir a la filosofía de «reducir, reutilizar y reciclar» que es respetuosa con el planeta; pero, por otra, su fabricación tiene un gran impacto medioambiental. Las sustancias químicas que se utilizan en los procesos de fabricación para conservarlo, junto con los tintes y otros agentes muy tóxicos como el cromo, pueden contaminar el suelo, los campos, los ríos y, posteriormente, las aguas subterráneas. Estos efectos en el medio ambiente no son baladí: la producción de cuero puede tener consecuencias muy graves para la salud de los empleados de las curtidurías, por no mencionar las comunidades en las que se encuentran estas fábricas. Los contaminantes afectan tanto a la tierra como a los cultivos, entrando así en la cadena alimentaria. Esta situación se ha producido en países fabricantes como India, China o en Sudamérica.

 

En los últimos años, un estudio del Instituto Indio de Toxicología ha revelado que los trabajadores indios, a causa de las sustancias venenosas como el cromo, tienen al menos el doble de posibilidades de contraer enfermedades e infecciones. Muchos de ellos trabajan sin botas ni guantes de protección en depósitos en los que se tiñe y se trata el cuero. Este tipo de industria produce toneladas de residuos y utiliza miles de millones de litros de agua, así como una ingente cantidad de energía al año. En los sistemas de drenaje de las fábricas se vierte agua con espuma de color y un intenso olor, llegando a provocar que el color de la vegetación de los alrededores cambie de verde a amarillo, marrón e incluso negro. Con esta transformación nos podemos hacer una clara idea de los efectos que pueden tener estas sustancias en el cuerpo humano en casos de uso prolongado y en condiciones en las que no se respetan los parámetros de seguridad necesarios.

 

Plastic waste on ground

 

Algunas marcas de ropa han decidido dejar de comprar cuero a fabricantes que no estén certificados. Entre ellas y con una larga vinculación con el sector del cuero, se encuentra Timberland a la cabeza. En 1973, en la pequeña población de New Market (New Hampshire), Sidney Swartz, su padre y su hermano crearon una bota perfecta tanto para el ocio como para el trabajo: resistente, duradera y completamente impermeable. Se fabricó con cuero de la fábrica familiar, fundada por su padre en 1952. Esta bota se denominó «Timberland» —posteriormente Yellow Boot— y apenas se ha modificado desde 1978. Fue el primer gran éxito de la empresa Timberland.

 

Años más tarde, en 2005, Timberland y otras marcas crearon el Leather Working Group (LWG), organización que desarrolla protocolos medioambientales para los fabricantes de cuero y los suministros relacionados. La certificación LWG se concede a curtidurías que puedan demostrar que cumplen las buenas prácticas y obtienen niveles altos de cumplimiento medioambiental en toda su cadena de producción, incluida la eliminación de residuos químicos y orgánicos, las emisiones a la atmósfera y el consumo de energía. Otro elemento importante es la trazabilidad del origen de los materiales. Las certificaciones más elevadas que se conceden son plata y oro. Las auditorías medioambientales se realizan cada 18 meses aproximadamente, y se suele producir una reducción del consumo de energía de entre el 15 y el 20 % a partir de la primera auditoría. Existen unos 350 fabricantes certificados que, gracias al trabajo del LWG, ahorran en total unos 12 000 millones de litros de agua y 775 megavatios de energía todos los años.

 

Todo comenzó con el cuero, pero la investigación sobre materiales nunca se ha detenido. En 1995, se presentó la Tecnología Active Comfort (ACT, por sus siglas en inglés) en una renovación de los productos. En 2007, la atención se centró en la producción de un calzado que respetase el planeta todo lo posible: la bota Earthkeepers. Las Earthkeepers se fabrican con un 50 % de material PET reciclado, que se utiliza en el forro y los cordones, un 34 % de caucho reciclado en las suelas, además de cuero procedente de curtidurías que cumplen las normas de calidad y sostenibilidad.

 

Desde 2008, Timberland —que fabrica sus productos en más de 300 fábricas ubicadas en 30 países gracias al trabajo de unos 250 000 artesanos— adoptó públicamente la política de utilizar en su calzado únicamente cuero de curtidurías con las más altas certificaciones del LWG. Desde 2015, esto se ha ampliado a los suministros de piel para prendas y accesorios. En 2017, el 93,1 % de las pieles para dichos productos provenían de curtidurías sostenibles (certificación plata u oro) y el 98,8 % de las destinadas al calzado. El objetivo es alcanzar el 100 % en 2020. A fin de establecer y medir los objetivos en materia de sostenibilidad, Timberland ha creado el Green Index que proporciona información sobre algunos de los indicadores más importantes sobre el cumplimiento medioambiental de los productos. Los resultados están a disposición del fabricante, pero también, y más importante, del consumidor. ¿La fórmula perfecta para alcanzar la sostenibilidad? Marcas concienciadas y consumidores igual de concienciados que sepan el papel que desempeñan sus decisiones en la protección de nuestro planeta.

 

A child looking at plastic electronic components

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